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Mostrando entradas de 2007

Triste Nochebuena

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Al final nos han tenido que joder la Navidad . Va a ser que 2mil7 no podía ser perfecto. Desde el sur en el que me parieron, gracias, Mr. Peterson por tantos buenos momentos. Hoy, mi brindis con Matusalén es sólo para ti .

King's Blue Christmas

Porque era otra de esas bellezas que duele hasta mirarlas. Porque acabó de una forma muy injusta y nos dejó demasiado huérfanos a todos los amantes de la música. Porque los tonticos del complot siguen queriendo verle anfetaminado en una calle de Las Vegas o en una playa mexicana. Porque Hollywood no le ha hecho justicia y le ha convertido en el estandarte del freakismo. Porque cantó una de las canciones más bonitas de Navidad que se han escrito jamás. Porque los amantes del jazz nos quitamos el sombrero ante su rock. Y también lo hacen los amantes del blues, del heavy, del pop... Porque todos los que nos ponemos cachondos con la música tenemos una oración pendiente a su memoria. Porque digan lo que digan, fue, es y seguirá siendo el Rey.

Cosas que se acaban

Se nos está escurriendo entre los dedos. El año. Se me van mis alumnos y llevo una semana con los ojos llenos de agua y sal. Ellos se despiden de mí con un regalo, gracias desbordadas y piropos inventados de los que se te clavan en las entrañas maternales. Algunas, en las otras entrañas, que algunos son aspirantes a James Dean y una nunca ha sido de piedra. Se me acaba la botella de Santa Teresa y la he repuesto por un Matusalén , que una siempre ha sido de acabar las cosas a lo grande. Se me ha acabado un libro del que os hablaré uno de estos días, entre lo alunada y lo enamorada. Se me termina de ir un virus que no era una gripe pero casi. Se va agotando la paciencia y una no puede asfixiar el "hijos de puta" cuando ves a los padres de Madeleine en la televisión jugando a películas de navidad. Se acaban las opciones y las pistas. Se quema la visa. Se vacía el Viña Ardanza y se queda en los huesos el jamón. Como quien no quiere la cosa, se nos está finiquitando 2mil7, con l

A veces soy infiel

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A veces engaño a Tom Waits con Bruce Springteen . (De hecho, más de una vez he tenido un sueño en el que aparecen el Boss y Big Man junto a mí. Y ninguno de los tres llevábamos ropa) Hay tardes en que le doy de lado al café y me voy con un te de rooibos. Algunas noches le soy infiel a mis Fortuna y me fumo un Marlboro (que le robo al Hombre). A veces le soy desleal a Miles y me convierto en una Parkeriana. A veces soy una adúltera sin remedio y cambio al jazz por una chançon de rock&roll. Algunos días me olvido de mi mano y me busco en otras manos. Hay momentos en las que engaño a mi alma gemela y sueño eróticamente con mis chicos de la Bourbon . Siempre habrá una tarde en la que no desee a Norah para convertirme en lesbiana por Diana . A veces le soy infiel a Clint y me corro una orgía con Woody . Hay comidas en las que prefiero un Ribera a mi Viña Ardanza (pero es un delito justificado). Hay noches en que no pido Santa Teresa sino un bourbon (pero es sólo porque quiero parecer

Amor de viento

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¿Te ha pasado alguna vez? Le has tenido delante mucho tiempo, sin reparar en él (o en ella). Hasta ese mágico momento, no tenía pene (ni vagina). Hasta que el disco duro se te recalienta de pronto una noche deliciosa, estabas ante una persona sin sexo. Pasa todos los días (o eso dicen). Sin embargo fue anoche cuando el sonido de su armónica acarició mis pezones por primera vez. Ayer, después de verle tantas veces, Antonio Serrano me enamoró. Desde mi asiento de piel oscura, los tangos que le arrancaba a su pequeño (y tantas veces infravalorado) instrumento plateado, me hacían soñar con algo mucho más íntimo que un concierto (si es que puede haber algo en esta vida más íntimo que un concierto). Es lo que tienen los músicos. Son mi perdición, mi copa de recaída, mi penúltimo cigarro antes de entrar al trabajo, mi masturbación y mi soplo de aire fresco. Y no sé por qué, pero nunca me he fiado de la gente que no se enamoraba de los músicos que le removían las entrañas. O, al menos, no fan

Ausencia

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Porque no estás pasando por un buen momento. Porque Gal Costa tiene una voz de miel y caramelo. ¿Te acuerdas de cuando éramos niños y nos traían nubes rosas de golosina? La voz de Costa sabe como aquellas chucherías de la infancia. Igual de dulce, igual de nociva. Porque el saxofón de Bobby Martínez (lo sé, porque te conozco mejor de lo que crees) te hubiera hecho reír a carcajadas, apretarme la mano y bailar un cha cha cha conmigo y con tu mirada. Porque no hacía más que buscarte entre las cabezas anónimas del público. Porque sé que te gusta el latin jazz y que necesitas (esta tarde más que nunca) la bossa. Porque te echo mucho de menos. Porque tengo un regalo para ti que es un secreto, una tontería y una sonrisa. Porque Gal Costa cantó Desafinado y me faltó una nuca cálida a mi lado. Porque se puso coqueta y sensual y sé que nosotros dos nos hubiéramos reído juntos al tiempo que hubiéramos deseado un encuentro sexual con sus caderas. Porque espero que todo vaya bien. Porque teng

Otra forma de decir "te quiero"

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Algunos hombres no saben decir te quiero . Al menos, no saben decirlo sin quedar atrapados en el fango del tópico manido. Pero algunos hombres dicen "el día que me quieras no habrá más que armonía", desean en voz alta un "la noche que me quieras, desde el azul del cielo, las estrellas celosas nos mirarán pasar" y componen canciones como ésta . Algunos hombres son como tú eras y también lloran con Gardel . ¿Sabes? Aún sigues siendo más honesto que dios. Aún sigues siendo el mejor hombre que he conocido y aún te veo reflejado en los espejos cuando tarareo a Gardel . ¿Sabes, abuelo? Aún no te he olvidado.

Hopper

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Hopper se pasó la vida pintando a gente sola. No es lo mismo ser un "solo" o una "sola", que estar solos. Ser y estar. Se lo digo mucho a mis alumnos, pero no terminan de entenderme. Y tienen su parte de razón. A veces yo misma no distingo si soy o estoy. ¿Soy c'est si bon o estoy blue ? A veces me dan miedo las pinturas de Hopper . No es un miedo a lo " Al final de la escalera " . Es más un miedo a, de pronto, descubrirme en una de sus pinturas. En " El Retrato de Jenny " alguien descubría una pintura y se le helaban las vísceras. Al espectador también. Un artista es bueno cuando consigue que al voyeur se le queden congeladas las pupilas de puro miedo. El miedo lo mueve todo. No es el amor. No es el dinero. No es la salud. Es el miedo al desamor, a la pobreza, a la enfermedad. Un antiguo amante bukowskiano me decía (se excusaba) que le tenía miedo al miedo. A lo mejor no le sobraba ni tanto alcohol, ni tanta cocaína, ni tanta literatura. A

Paintjam Dan Dunn

No sé tú, pero yo me he quedado sin palabras. Eso sí, aguanta hasta el final.

Jazz, cine y P2P

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De Cine Clásico podría decir que es una página web cojonuda para los amantes del cine. Podría añadir que es la "continuadora" de la cuasi "inaccesible" Divx Clásico. Pero mejor os digo que es una de mis últimas drogas. Te metes en ella y, como tengas el tabaco a mano y un buen disco sonando en la cadena ( obsequio de El País ), el tiempo se convierte en un plano mtviano (para ti, claro, para tu sufridor compañero vital se parece más a un sempiterno plano-secuencia de Abbas Kiarostami). Fuere como fuere, en Cine Clásico encuentras joyas como ésta: The Ladies Sing the Blues (1986) - VHSRip? VO Recopilación de grabaciones de actuaciones, sea en cinema o en directo, de algunas de las más maravillosas cantantes, de la época clásica, de este género. Cabe citar, entre ellas, a Bessie Smith , Ethel Waters , Billie Holiday , Dinah Washington , Lena Horne , Sarah Vaughan y Peggy Lee . El enlace es: Bessie Smith & Billie Holiday - The Ladies Sing The Blues.avi DATO

Tarde de flamenco, placer y sufrimiento

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Escuchar a Camarón está por encima del propio verbo escuchar. Disfrutarle, sufrirle, desbocarte con él o desbocaros juntos, engulle ese 'age de magia y duende que no se puede explicar con las letras de un alfabeto gráfico. Escuchar al Camarón es aceptar que se te ponga una lágrima en la garganta, un puñal en las entrañas y un humo ácido en las pupilas. Coger el disco "La leyenda del tiempo" es venderle tu alma al diablo y dejarse llevar. Dejarse arrastrar a un lugar donde el dolor es un torbellino que te deja moratones de placer (P-L-A-C-E-R) clavados en la mandíbula, en la vagina, en las rodillas, en los dedos meñiques de los pies y en las muecas desgarradas. Luego pones "Como el agua" y tus pulmones se quedan a vivir en el tema que da nombre al álbum. Ya no puedes respirar si no es al ritmo de los aullidos del gitano. de ti deseo yo toito el calor pa ti mi cuerpo si lo quieres tú, fuego en la sangre nos corre a los dos como el agua como el agua como el agu

Algunas buenas excusas y una ayuda

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Últimamente no escribo mucho, ya lo sé. Apenas me dejo ver (porque sí sigo dejándome caer) por los cuadernos que garabatean, de pasión y locura, mis más admirados (envidiados) artistas. Sonrío, lagrimeo, me excito, me muerdo el labio, me quedo con la boca abierta y hasta me río a carcajadas con todos ellos. Releo sin cansarme al Tom Waits que describen mis chicos de la Bourbon Street . Envidio las letras con sabor a bolero rasgado que escribe mi alma gemela , me muero de envidia con los viajes de mi compañero de jazz y me da rabia cuando el marcador dinánico no me muestra ningún post nuevo de mi Maestro ... Últimamente ando "como puta por rastrojo", que es un dicho de mi pueblo que siempre me ha encantado, aunque suene tosco y burdo (pero es que a veces hay que dejarse la finura en el quicio de la vergüenza aprendida). Además, es un dicho certero y directo. Ando muy estresada preparando las clases para la universidad "de verdad". Paso tiempo con mis alumnos, que s

Ésta vez parece que sí

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Si 2007 pintaba ser un buen año, 2008 pasará a la historia por ser el año más feliz de mi vida. A nivel amoroso, ya contaré en su día las buenas nuevas. A nivel de sueños por cumplir, podré tachar uno en mi lista. Me confirman en mi trabajo docente que en mayo no se curra. Si tenemos en cuenta que acabaré de cobrar los cursos de invierno... Sólo queda buscar el vuelo. En Internet aparecen en torno a los 500 €. Ahora queda probar suerte e intentar engañar una acreditación de prensa. De momento, empiezo a hacer la maleta...

Adelanto del Festival de Jazz Madrid 07

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La gente del Festival de Jazz de Madrid me mandan el siguiente mail: Un año más comienza el Festival de Jazz de Madrid, en su XXIV edición, que tendrá lugar del d 5 Noviembre al 1 de Diciembre. Esta edición estará dedicada a la memoria de Tete Montoliu en el décimo aniversario de su muerte. Los conciertos del programa central se celebrarán en el Centro Cultural de la Villa, Plza. Colón, s/n y en el Circo Price, Ronda de Atocha , 35. Entre otros artistas y grupos, actuarán Harry Connick Jr, Dianne Reeves, Joaquín Chacon, Omar Sosa, Ornette Coleman, The Manhattan Transfer, Colina Miralta Sambeat, Chick Corea & Bela Fleck, Richard Galliano, Antonio Serrano, Richard Bona, Boby Martínez, Joshua Redman, Eliane Elías, Gal Costa y muchos más. Paralelamente, tendrán lugar también el XXVI Festival de Jazz de San Juan Evangelista, el XII Festival Internacional de Jazz de Ciudad Lineal, así como los conciertos diarios en los Clubs de Jazz, 14 en total: Café Central, Sala Clamores, Bogui Jazz,

Surrealismo legal (y más cabreo acumulado)

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Que los jueces de este país han perdido el juicio, no es ninguna novedad. Sólo así se explican algunas sentencias entre el surrealismo y la impotencia. Sólo hay que echar un repaso a la hemeroteca para encontrarse, de bruces, con víctimas de abusos sexuales paternos obligadas a vivir con el verdugo. También mujeres maltratadas que deben compartir techo con sus asesinos. Muchas sentencias que nos hacen avergonzarnos, cada día, de esta junticia, de esta constitución, de este país. Lo de Ramoncín y A las barricadas (ánimo, chicos, estamos con vosotros) no hace sino añadir una losa más al surrealismo legal español. Una no puede más que respirar diez veces. Luego otras diez. Cuando llevas mil, te das cuenta de que no te vas a calmar. Señor Ramoncín , vamos a ver si nos damos cuenta. Caes mal porque te has nombrado cabecilla de una organización que no está aquí para ganarse amigos. Nunca he visto a los grandes (a los superventas, quiero decir) sentenciar algunas de las absurdeces que defie

Regalito de cumpleaños

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Como no tenían ipods de 27 GB, que son las gigas que me caen, El Hombre me ha regalado el negro de 30. ¿Cómo no voy a quererle? De repente, me ha salvado la vida. En los trenes que me lleven al trabajo, seguro, Miles estará conmigo, dándome fuerzas para aguantar a sus compatriotas alumnos míos. Así que, cuando un alumno me mire como ameba ante la incomprensión de un temario indescifrable a sus ojos de champiñón, echaré un vistazo a mi niño, negro brillante, que esperará en el bolso a que vuelva a amamantarle con mis oídos. ¡Qué bonito es! Lo miro, desde todas sus esquinas, desde todas sus perspectivas... Y ya no sé a quién quiero más, si al Hombre o a mi nuevo "amante". Éste sí que está siendo un cumpleaños cojonudo. Trabajo, sexo, música, amor, ron... (Y todavía no puedo contaros mi próxima incorporación "laboral" a una casa que... Me callo. Cuando pueda, os invito a todos a un buen ron para celebrarlo) Ya lo dije. 2007 iba a ser un gran año.

Los cumpleaños olvidados

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Me he dado cuenta hace un momento. Este año no me he acordado de celebrar el segundo aniversario de Jass it up, boys! Por tanto, tampoco me he acordado de enumerar todas las razones por las que este blog ha hecho mi vida un poco mejor. Roberto, José Miguel, Manolo, Aarón, la gente de San Javier, Inperson (¿dónde te has metido?), mis chicos de la Bourbon Street, Eluryan, Millas, un ascensorista, alguien en el disparadero, un pez espada, un franético mirón... Y por supuesto, El Hombre. Todos, cada uno a vuestra manera, habéis construido una fortaleza de arena en la orilla de la playa sobre la que descansa mi imaginación. Gracias por todo. Los fumadores solemos decir que no recordamos qué hacíamos con las manos cuando aún no sujetábamos un cigarrillo entre los dedos. Tampoco yo sé qué hacía con mis días cuando vosotros no formábais parte de ella. Sin embargo, el sábado olvidé que ya iban dos años de fantasear sobre el jazz en esta tímida pantalla de ordenador. Puedo poner muchas excusas

Esas bellezas que duelen

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Hay un tipo de belleza que hasta duele mirarla. No sabes muy bien por qué, pero no puedes apartar la vista al tiempo que se te encogen las entrañas. Sufres. Quizá porque sabes que nunca verás algo así de cerca. Quizá es que lamentas que tanta belleza tenga que acabar, un día u otro, esperando flores baratas en una lápida llena de moho. Marilyn luce una cicatriz por una operación de vesícula. Y, con marca y todo, ¿no te duele de lo guapa que es? ¿No te sobrecoge su mirada? ¿No te resulta tan perfecta que hasta te dan ganas de llorar su ausencia? Aún te diré una cosa más. Pocos días después de que Bert Stern tomara esta fotografía, suicidarían a Norma Jean . Y, sin embargo, aun en el umbral de su muerte, me parece que nunca un fotógrafo había capturado tanta belleza. Al menos, no una de esas bellezas que hasta duele mirarlas.

¿Brindas conmigo?

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Te pregunto esto porque hoy estoy, de nuevo, feliz y en paz conmigo misma. Hoy, después de un tiempo gris, vuelvo a recobrar la alegría capitalista de sentirme útil, dentro del sistema, dentro del Régimen de la Seguridad Social. Ha pasado mucho tiempo. Quizá ya ni te acuerdes del verano pasado. Yo sí. Fue el peor y el mejor verano de mi vida. Hace un año, estaba agotando unas vacaciones con la incomodidad de que, a la vuelta, recogería mi despido, mi finiquito y el odio esparcido por mi despacho. Hace (ya) un año, un ex-jefe me evitaba escondiéndose tras el despiste para no reconocerme(se) una hipócrita amistad, una sangrienta cobardía. También hace un año, acababa mi segundo año del Máster de Cine con un regusto dulzón y feliz. Estaba enamorada y me amaban. Con mayúsculas. Se abría un futuro íntimo ante una persona que, por obra y gracias de mi ex-jefe, se había quedado sin porvenir. Hoy, un año después, me dicen desde una universidad más prestigiosa, más antigua, más pública... que c

El soul en siete razones tontas

1. Porque sobre el soul no he escrito demasiado en esta pantalla que ahora tienes ante tus ojos. No sé muy bien por qué. Quizá ha sido un acto egoísta. Quizá es que lo quería para mí sola. 2. Porque James Brown se movía como nadie, escandalizaba, enamoraba, excitaba e incomodaba a una sociedad que, tal vez, no estaba del todo preparada para la libertad (en su más amplio y bello significado, en sus más amplias y bellas acepciones). 3. Porque el timbre gastado de Ben E. King es capaz de ponerme un par de lágrimas en la garganta (pero de las buenas, de las que te hacen sentir en el centro gravitatorio del paraíso, de las que te dibujan una carcajada en el clítoris). 4. Porque cuando era una niña cursi me enamoré de la voz de Percy Sledge escuchando su When A Man Loves a Woman . Mi padre grababa cintas de cassette y las ponía en su Citroën Bx en los viajes infinitos (los viajes siempre se antojaban largos y la llegada parecía siempre demasiado temprano). Así conocí a Jacques Brel , a Nat

Hoy es una fotografía en escala de grises

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Porque la semana pasada estuve escuchando en bucle el Jazz at Massey Hall . (Qué grande es este disco. Creo que fue Nick Hornby quién dijo aquello de que el jazz era esa música en la que los músicos disfrutan más que quienes les escuchan. Éste disco convierte aquella frase en un axioma. Derrocha tanto buen rollo. Además tiene una versión del All Things You Are que te cae al cuerpo como una cerveza fresquita en medio del desierto.) Porque la calle 52 se queda un poco más sola. Porque a una le daba una tranquilidad en el alma que siguieran pululando por el mundo genios con mayúscula. Porque se nos van yendo todos los grandes y a lo mejor tenía razón aquel amigo que apuntaba la muerte del jazz como lenguaje artístico. Porque una no sabe cómo se le guarda luto a alguien a quien nunca has olido pero al que has escuchado más veces y de forma más profunda que a la mayoría de la gente que conoces. Has saboreado sus manos en días lluviosos y soleados, en soledad y en compañía, jugando al poker

Sobre por qué Saxophone Colossus es imprescindible

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Un entendido en jazz te diría que este disco es bueno por los solos de batería del gran Max Roach . Te podría argumentar, también, que la colaboración pianística de Tommy Flanagan es excelente, aún más indispensable. Quizá te diría que el sonido es limpio, correcto, incluso sublime. Te indicaría que es el álbum a partir del cual Sonny Rollins se convierte en “El Coloso” . Te mostraría el desmedido bajo de Doug Watkins . Y te diría muchas más cosas que tal vez no entenderías. Por mi parte, te diré que este disco es imprescindible por muchas razones. Las primeras cinco son los cinco temas que lo integran. St. Thomas , You Don’t Know What Love Is , Strode Rode , Moritat y Blue 7 . St. Thomas es enorme. Es el tema que abre el disco y es imposible no viajar al Caribe, con mojito en mano, mientras la escuchas. Max Roach te lleva en su montura hacia unas raíces selváticas entre África y América. Allí (sé que puedes verlo) hay una santera invocando con sus cad

Jazz en Valladolid

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Con la primera visita al Herminios empieza, verdaderamente, el Máster en Valladolid. Unas cuantas miles de cervezas. Llegada y conquista del Club de Jazz. Dos o tres Matusalen con coca cola. Un collar de plástico a cambio de olvidar la vergüenza emulando el Mardi Grass de La Ciudad. Una borrachera de escándalo. Unas notas de Charlie Parker , un disco grabado en algún bar de París, rememoraciones de cine varias, el recuerdo de Josephine Baker (al emular costumbres de Nueva Orleans en medio de un garito vallisoletano)... Con la primera visita al Herminios , empieza verdaderamente, el Máster de Historia y Estética Cinematográfica en Valladolid. Esto es vida, coño. Y a ver cómo duermo yo esta noche con el helicóptero en mi cabeza.

A modo de epílogo

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- Dios - Después del concierto, Dios se quedó jugando al ajedrez en su camerino. En aquellos días, Bergman estaba a punto de morir. Quizá fuera por eso que relaciono, echando la vista atrás, El Séptimo Sello , la Muerte y su partida de ajedrez. Un músico normal, al terminar una agotadora actuación, se va con su gruppi de turno a que le haga la merecida felación o, al menos, las merecidas carantoñas. Un músico normal, se va a limpiar su sudor en alcohol y adrenalina. Sin embargo, Dios (o Wynton Marsalis ) se quedó en su camerino jugando al ajedrez. En ese momento, yo ya empecé a sospechar que estaba muerta. - Arcángeles - Mientras Dios se peleaba con la muerte por una torre o un caballo, los arcángeles iban dejando el auditorio entre aplausos y vítores de unos chavales que aún no sabían a ciencia cierta qué era eso de la adolescencia. Se oían, desde las bambalinas, aquella ilusión de los aprendices de la vida quemándose las palmas de las manos y dejándose la voz en sus halagos. Entonc

Sobre la muerte, sobre Dios y sobre el Paraíso (un post acerca del Festival de Jazz de San Javier) II

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- Dios - Hay varios tipos de conciertos. Están los malos. Luego hay algunos que son buenos. Los hay también que valen la pena. Están los que marcan un antes y un después. Están los que te elevan a una categoría de éxtasis. Y, finalmente, están los que te llevan a un orgasmo de sexo y muerte. Aquella noche, ante Dios (o ante Wynton Marsalis ) no me quedó más remedio que hacer una genuflexión para venderle mi alma, mis miedos, mis deseos, mi pasado, mi presente y mi futuro. Había oído de Mr. Marsalis que era “excesivamente academicista”. Había oído que “dejaba frío a su público”. En resumen, había oído demasiadas gilipolleces. Porque, aquella noche, ante Dios, lejos de quedarme fría, mis entrañas entraron en una combustión espontánea. Lejos de parecerme en exceso academicista, Wynton Marsalis me pareció en exceso tremendo, en exceso extraordinario. - Arcángeles – Un músico, que además de trabajar, disfruta, ríe, goza, con su trompeta en la mano, o su saxo, o su contrabajo… es un buen

Sobre la muerte, sobre Dios y sobre el Paraíso (un post acerca del Festival de Jazz de San Javier) I

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Sí, esa soy yo. Y sí, ese que me abraza es Wynton Marsalis. - Dios - Anoche vi a Dios. En algún momento de la tarde, debí tener un accidente mortal (aunque de eso no me acuerdo). Mis constantes vitales entraron en tiempo de descuento hasta que, ahogadas en una lucha perdida, me dejaron marchar hacia el túnel de luz y el purgatorio. Yo no sabía que estaba muerta. Explico esto porque, mientras me ganaba la noche, yo no era muy consciente de estar viviendo mi expiración en el más allá. No fue hasta algún tiempo después que supe de mi muerte, de paraísos diversos y de la existencia de Dios. - Arcángeles – Anoche vi a Dios, pero no estaba solo. Cuando mi alma se presentó ante él, no desnuda pero sí escotada, le acompañaban catorce arcángeles. Se hacían llamar la Lincoln Center Jazz Orchestra . Y Dios usaba el apelativo de Wynton Marsalis . Yo, entonces, tampoco sabía que estaba ante mi juicio final. Así que cuando se me saltaron las lágrimas con una partitura del legendario John Coltrane ,

The Three Little Bops

Probablemente a todos os contaron el cuento de los tres cerditos. A mí me lo narró mi abuelo. Quizá ya me lo habían contado antes, cuando aún no tenía la retentiva suficiente para conservarlo. En cambio, recuerdo al hombre enjuto que era mi abuelo. Me cogía de la mano, como con miedo a perderme en un descuido cruel, mientras caminábamos hacia el minúsculo terreno donde olvidaba su jubilación plantando tomates. Aquel día estaba haciendo una caseta en la que resguardarse de la lluvia. Eso decía él. Yo creo que la hacía para resguardarse del sol en las tardes de siestas campestres. Mientras colocaba sus ladrillos, con su improvisado cemento, me contaba aquel cuento de los tres cerditos. Es posible que todos tengáis vuestra historia particular. Es probable también que a cada uno os lo contasen de una manera distinta, única. Pero, seguramente, nunca os lo narraron en clave de jazz. De modo que si queréis disfrutar un buen corto de animación de 1957, de la Warner (de quién si no), con Shorty

My Way

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Posiblemente sea el tema más emblemático de aquel músico con un olor mágico a mafia y alcohol. La Voz cantaba aquello de a su manera y, de pronto, entendías todo, te alienabas (y alineabas) con su credo y, simplemente, asentías con el convencimiento más enérgico. My Way no es sólo La Canción de Frank Sinatra . Tal vez sea una de esas composiciones capaces de metérsete dentro, hurgar en tu interior y echar raíces. Porque todos hemos errado muchas veces, pero casi siempre a nuestra manera . Sammy Davis Jr. , que formó aquella gamberrada de Rat Pack con Sinatra, Dean Martin, Joey Bishop y Peter Lawford, también cantó aquella oración alguna vez. De una manera suya y distinta. A Sammy Davis Jr. le consideraron una persona "peligrosa" en los años sesenta. Que así, de pronto, suena a coña. En plena lucha por los derechos civiles, el gobierno estadounidense pensó que aquel músico simpaticón y excéntrico podría traer problemas. No pertencía a los Panteras Negras ni había protagoniz

Postdata a la entrada anterior

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Hacía mucho tiempo que no me salía del cine sin que la película hubiera terminado. Hacía tanto tiempo que, en realidad, no recuerdo cuándo fue la última vez ni si hubo vez siquiera. Me he tragado auténticos bodrios en salas repletas de venado cuyos graznidos alimentaban mi intolerancia hacia el género humano. Y, sin embargo, he aguantado a los títulos de crédito para insultar al director/actores/productor/guionista/público asistente/mundo en general... Sin embargo, hoy en Tideland , no he podido aguantar. La película llevaba cincuenta minutos que se me habían antojado cincuenta días (sin pan, sin agua, sin tabaco y sin sexo). Aarón y yo nos hemos mirado y él ha dicho: "Nos podíamos ir a la Fnac". "O a que me golpeen el estómago con una barra de hierro ardiente", he pensado yo. Porque cualquier cosa era mejor que seguir soportando tanto coñazo gratuito. Así que, si llevados por el Post anterior, pensáis que es buena idea comprar una entrada para la última peli del Mo

Recuerdos de "El Rey Pescador"

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Cuando hizo El Rey Pescador ( The Fisher King ), Terry Gilliam entró, quizá sin saberlo, en ese espacio secreto donde guardo todo aquello que me rasga las entrañas. Yo estaba en la antigua casa, en el antiguo salón, ante la antigua televisión. Aún andábamos con el Beta (creo) y mi padre había traído aquella película del videoclub. Cuando se es de un pequeño pueblo (para mí, Úbeda siempre será un pueblo, por más que traten de reivindicar su ciudadanía desde un patriotismo estúpido), el videoclub se convierte en el mundo imaginario donde todo es posible, todo. En Úbeda no había cine. Lo había habido, claro. El Teatro Ideal Cinema flanqueba la entrada al casco antiguo con carteles de las películas de los Hombres G o alguna entrega de Los Inmortales . De vez en cuando, incluso, hasta te ponían alguna joya antigua de Hitchcock o Wilder. Lo que pasaba es que, entonces, la gente cambiaba el cine por la discoteca. No estaba el horno para blancos y negros. Esos días insólitos, mi padre

Los True

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Los conoces. Seguramente, más de una vez has deseado retorcerle el gaznate a uno de ellos. Toda disciplina artística que se precie de serlo, tiene sus propios “true” (o “puristas”). Es fácil reconocerlos. Están los puristas del flamenco, los del cine (y más aún, los del cine grecochipriota), hay puristas del heavy, del arte abstracto, del cómic, de la literatura… Y también hay puristas del jazz. Presumen, a priori, de que les gusta un arte, pero sólo saben echar pestes sobre todo lo que se hace, se crea, se edita… Tienen una expresión juiciosa en la mirada, un talante prepotente con el que te perdonan la vida. Al fin y al cabo, para ellos sólo eres un pobre infeliz que no ha desentrañado la esencia de ese arte. Hacen cosas tan absurdas como poner en una lista negra ciertas discográficas, ciertas distribuidoras, ciertas editoriales, así, en abstracto. En el jazz, los True odian la Verve . De este modo, da igual que Bird y Dizzy sacaran una obra maestra en esta casa. Por llevar la palabr

Ver la música

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No basta con oír la música; además hay que verla. (Igor Stravinski) “Oyes peleas, hueles la cena, escuchas a gente haciendo el amor. Escuchas la radio... Escuchas a gente rezando, peleando, roncando... Traté de poner todo eso en Harlem Air Shaft ”. Duke Ellington hablaba de cómo había compuesto uno de sus temas más celebrados. Al otro lado del mundo y en otra fecha de calendario en la que Ellington explicaba sus musas compositoras, estamos tú y yo. Es uno de esos días, ya sabes, de esos en los que tienes el alma indecisa. Nada te reconforta ni nadie te apetece. Acudes al mueble donde guardas los cds y los vinilos, pero más de forma autómata que libre. Te fijas en aquella colección que te regalaste. Eran cuarenta cds por 15 €. Las grabaciones completas de Duke Ellinton 1924-1947. Sonríes porque recuerdas que pensaste que en la tienda estaban locos. Y la sonrisa te lleva, sin saber muy bien cómo ni por qué, a aquello que dijo el Duque y que tú leíste ya no te importa dónde. Buscas entr

Un saxo noruego

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A Jan Garbarek lo conocí gracias a un hombre que me susurraba calmantes verbales al otro lado del teléfono. En mitad de la madrugada, y en unos días en los que mi estabilidad emocional se tambaleaba entre la locura y la miseria, aquel hombre me llamaba Laura , como la canción, me hablaba de Verona , de la serenidad del saxo de un noruego llamado Jan Garbarek , de un disco de Charlie Parker que llevaba mi nombre y de que, también él, tenía una mujer con hipoteca que le arrastraba hacia una espiral de demencia y asfixia. Nunca supe cómo se llamaba aquel hombre, ni de qué color eran sus ojos en los días de lluvia. Y, sin embargo, me desnudé ante él como no lo he hecho con personas que comparten mi herencia genética y mi árbol genealógico. Como si pudiera verme por una grieta de mi casa, sabía llamarme en ese momento oportuno en el que había vaciado una botella de ron, las colillas desbordaban el cenicero y a Lady Day no le quedaban más lamentos que escupirme a la cara. Entonces, le habla